CUIDADO CON EL REDUCCIONISMO DIGITAL EN LA EDUCACIÓN
- VÍCTOR M. VITORIA
- 14 feb 2016
- 2 Min. de lectura
Estamos asistiendo a la inclusión, a veces precipitada, de dispositivos digitales en las aulas.
De hecho, las empresas de esta área saben que tienen un incipiente mercado en colegios e institutos. No hay nada más que observar cómo Microsoft, Google y Apple no dejan de desarrollar dispositivos y software para educación y cómo han iniciado una carrera para hacerse con una cuota de clientes.

Indudablemente, un dispositivo digital debe ser para un niño o joven un instrumento habitual en su trabajo como estudiante, como lo ha sido hasta ahora y lo seguirá siendo el bolígrafo y el papel. La razón es simple: el mundo digital aporta recursos, por ejemplo los audiovisuales o la retroacción inmediata que deja traza, que no ofrece el bolígrafo.
El riesgo de la implantación de estos "modelos digitales" es el de pensar o sentirse presionado a usar siempre o sobre todo el dispositivo digital: "como se ha hecho el esfuerzo económico de dotar de un chisme a los profesores y alumnos hay que amortizarlo usándolo siempre".
Evidentemente esto no es así y el sentido común nos muestra lo que hay que hacer: usarlo cuando hace falta. Puede parecer una perogrullada pero esta sentencia es un punto clave y, además, libra de tensión al profesor, al alumno y a sus familias en este escenario digital universal que es nuestro mundo actual.
Hay que tener claro que:
El dispositivo digital, internet, el software, son otros medios o instrumentos a añadir a los que hasta ahora han funcionado y tanto bien han hecho en la enseñanza, como el papel, el lápiz o la genial pizarra.
Un fallo técnico, que los habrá, jamás debe suponer un problema en el trabajo de una sesión de aula o de aprendizaje en otro lugar. De hecho, cuanto más se dependa de otros instrumentos, pizarras y libros digitales, conexión wifi, pantallas y proyectores, ... más riesgo hay de que se produzcan fallos, sobre todo si no hay más remedio que ir a dispositivos de gama media baja por cuestión económica.

Una vez dicho todo esto hay que señalar que, efectivamente, la inclusión del mundo digital en la educación cambia la metodología y serán:
La preparación del profesor
Su conocimiento
Su creatividad
Su capacidad de salir de su zona de confort
Su generosidad ante la inversión de tiempo inicial que tiene que hacer para incluir el mundo digital en su labor
las que determinarán el éxito o el fracaso de esta adaptación de la educación del siglo XIX al siglo XXI.
Recuerda: "Un colegio o instituto nunca será mejor que los profesores que tiene".

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